Si bien los esfuerzos en el transporte de carga suelen centrarse en reducir el consumo de combustible, acortar rutas o mejorar la aerodinámica, un aspecto menos visible pero altamente relevante es el peso del combustible que transporta el camión. Aunque indispensable, el diésel en el tanque representa un peso extra que puede alterar la rentabilidad de las operaciones, impactar la capacidad de carga útil e incluso llevar a sanciones si no se gestiona adecuadamente.
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El peso del combustible y su impacto operativo
Transportar combustible implica transportar peso y, a primera vista, esto puede parecer un mal necesario. Sin embargo, este peso extra tiene consecuencias operativas importantes que suelen pasar desapercibidas:
- Mayor consumo de combustible. Al aumentar la masa total del camión, también aumenta la resistencia al movimiento, lo que exige más energía para desplazarse y, por tanto, incrementa el consumo de combustible por kilómetro recorrido. Es decir, llevar combustible en exceso puede hacer que se consuma más combustible.
- Acelerado desgaste mecánico. Los sistemas de frenos, ejes, suspensión y neumáticos están diseñados para soportar ciertos límites de peso. Cuando se exceden (incluso con peso legal), estas piezas trabajan más intensamente, lo que reduce su vida útil y eleva los costos de mantenimiento.
- Emisiones contaminantes. A mayor consumo, mayor cantidad de CO2 emitido. Esto complica el cumplimiento de normativas ambientales, particularmente en países como México, donde las exigencias son cada vez más estrictas.
Reducción de capacidad de carga útil: regulaciones y consecuencias
La capacidad de carga útil de un camión es especialmente importante para la productividad; sin embargo, ese espacio de carga no solo lo ocupa la mercancía, sino también el propio peso del camión vacío y del combustible que lleva. En México, la NOM-012-SCT-2-2017 establece límites estrictos sobre el peso máximo permitido, con el objetivo de proteger la infraestructura vial y garantizar la seguridad en carretera.
Cuando el peso del combustible no se gestiona con precisión, pueden ocurrir dos cosas:
- Se reduce la cantidad de mercancía que puede transportarse legalmente.
- Se corre el riesgo de sobrepasar los límites y enfrentar sanciones severas.
De esta manera, un camión con un tanque lleno de diésel (aproximadamente 300 galones) puede añadir hasta 1,100 kg al peso total. Esto puede obligar a reducir la carga útil para mantenerse dentro de los límites legales, afectando la eficiencia del viaje.
Además, en zonas metropolitanas como el Valle de México, las inspecciones de peso son más frecuentes. Incumplir con la normativa puede derivar en multas, retenciones y retrasos operativos, además de daños reputacionales para la empresa transportista.
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Estrategias para reducir su impacto
Para afrontar el impacto del peso del combustible de forma efectiva, las empresas logísticas deben adoptar un enfoque multifactorial que combine tecnología, buenas prácticas operativas y cumplimiento normativo. A continuación, te compartimos una lista con estrategias clave para mitigar este problema:
- Diseña trayectos más cortos y con menor pendiente para reducir la necesidad de llevar grandes volúmenes de combustible.
- Evalúa paradas estratégicas para repostar sin necesidad de tanques completamente llenos.
- Permite monitorear en tiempo real el rendimiento del vehículo.
- Detecta patrones de consumo ineficiente y ayuda a ajustar el peso del combustible según la ruta.
- Técnicas de conducción eficiente, como velocidades constantes, frenado suave y uso correcto de marchas, son indispensables para la eficiencia del sector.
- Mantén la presión adecuada de neumáticos para reducir la resistencia al rodamiento.
- Adopta materiales más ligeros, ya que algunos vehículos construidos con aleaciones modernas pueden compensar parte del peso del combustible. A largo plazo, esto puede mejorar el cumplimiento regulatorio sin sacrificar carga útil.
- Evalúa combustibles alternativos. El gas natural comprimido (GNC) es más liviano que el diésel y genera menores emisiones; además, su implementación puede mejorar el balance entre carga útil, consumo y huella ambiental.
- Instala sensores de peso, los cuales permiten conocer con exactitud el peso total del vehículo antes de salir a ruta. Estos son útiles para evitar sanciones por sobrepeso en zonas con inspecciones frecuentes.
Estas estrategias no solo permiten ahorrar en combustible y mantenimiento, sino que también fortalecen el cumplimiento normativo, reducen la huella de carbono y mejoran la competitividad de la empresa en el mercado.
En conclusión, el peso del combustible de los camiones, aunque necesario, puede convertirse en una carga extra que afecta profundamente la rentabilidad de las operaciones logísticas. Sin embargo, mediante una gestión inteligente del combustible, el uso de tecnologías modernas y la capacitación constante de los operadores, las empresas pueden reducir significativamente este impacto. En un contexto como el de México y América Latina, donde las regulaciones son cada vez más estrictas y la competitividad más intensa, gestionar eficientemente el peso del combustible es ya una necesidad estratégica.
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Fuente: The Logistics World